Skip to main content

El tren más lujoso de Sudamérica

El tren más lujoso se encuentra en Perú. Su trayectoria es la más extensa va de Cusco hacia Arequipa, pasando por Puno y dura tres días.

El recorrido comienza en la estación de Wanchaq en Cusco. Lo principal es abordar el tren dando paso a conocer la habitación por los próximos tres días. Andean Explorer cuenta con veinte vagones, nombrados bajo las diferentes diversidades (flora y fauna) del Perú, entre los que se incorporan por treintaicinco habitaciones, dos restaurantes y un spa. Adentro de la tripulación que es incorporada por 40 personas, todos peruanos, cuenta con servicios específicos para una mayor comodidad.

El tren cuenta con cinco rutas, todas funcionales actualmente. Si desea una experiencia breve pero inolvidable se recomienda optar por las rutas nocturnas, que viajan de Cusco a Puno o de Puno a Cusco, o de Puno hacia Arequipa. La ruta más espectacular es la más extensa que recorre Cusco, Puno y Arequipa. Se recomienda reservar con tres meses de anticipación como mínimo, para poder escoger la ruta y habitación la cual quiere adquirir.

El tren está adornado siguiendo tendencias contemporáneas, con algunos acentos andinos. El piano bar y el observatorio son los vagones más elegantes y admirables del tren, donde se sirven las comidas y los cócteles.

El concepto del Andean Explorer es explorar los andes en un tren de lujo ofreciendo la mejor gastronomía inspirada en lo local. La tripulación tiene que ser la que disfrute y poder lograr una experiencia única, la atención es anticipada y siempre atenta a los detalles.

El tren avanza a una velocidad máxima de 48 km por hora. Este ritmo permite disfrutar con mayor detalle los paisajes mientras los tripulantes logran conversas con otros pasajeros o gustan de una bebida o comida.

El tren no cuenta con wifi y la señal se pierde en diferentes partes de la ruta. Una invitación a desconectar del mundo exterior y conectar con el mundo con la flora y fauna del Perú, disfruta de la experiencia inolvidable.

Fuente: El Comercio